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SENDERO DEL OLVIDO

sábado, 7 de septiembre de 2013

Te amo, amo tus ojos, tu boca, tu mirada seca seria y fría, 
como la mano helada que se derrite en mi espalda cuando me tocas,
como las olas frías que rozan el musgo a la orilla del río,
me dejas limpio, puro, como la inocencia de un bebé transmitiendo sonrisas cada mañana.
Quedo ciego, inmóvil, cada vez que tu dulce aroma alimenta mis suspiros al
sentirte cerca de mi cuerpo.
Experiencia inmemorable, cuando tu y el aire que respiro empiezan a bailar un tango, mezclándose
entre el ambiente que deja de ser nublado con tu presencia.
Borras el cielo gris de mi vida, lo conviertes en un paraíso lleno de colores,
animales, que corren por la inmensa sabana verde perdiéndose en el horizonte, 
mientras la suave luz de tus ojos, intenta imitar el sol de la ardiente llanura.
Tu voz, amo tu voz, es tan hermosa, que hasta lo mejores instrumentos musicales,
serían incapaces de interpretar los bellos sonidos, que armonizan mi oído
cada vez que te acercas a él para decirme que te bese, que te abrace, 
como si fuera la última vez, el último crepúsculo antes de partir, antes de irnos
por el sendero del olvido, por los dos caminos que nos oponen, dónde la felicidad nos espera,
tu con él, y yo tal vez, tal vez con otra.

Jc Gómez.